UN ERROR HISTÓRICO DE ERC Y UN ESPACIO PARA LA ESPERANZA

En las últimas semanas, etapas y talantes se van quemando en Cataluña  a un ritmo vertiginoso. Hoy ya resulta demodé hablar de listas unitarias e incluso de unidad de acción. No hace tanto, Dolors Camats -en su papel de poli bueno-, afirmaba votar SI-SI y hoy coprotagoniza la enésima dispersión  estratégica de unos  bolcheviques arrepentidos, que para poder subsistir, imploran de forma humillante el amparo de  Podemos. ¡Qué nivel Maribel!

Un buen número de independentistas, tienen muy claro cuál ha sido la película de estos últimos tres meses, aunque se han  resistido a hablar sobre el argumento, para no ahondar más en la herida de un proceso que ha sufrido un evidente revés a mayor gloria de un cálculo electoral fallido.  Nada han tenido que ver en esta ocasión, ni los herederos del franquismo ni sus lamentables cómplices de la izquierda sicodélica. Pienso sin embargo, que mirar hacia otro lado y cerrar heridas en falso nunca ha deparado nada bueno y mucho menos en los trances históricos. No creo que yo abunde en este estropicio constituyéndome en portavoz de lo que ya es un secreto a voces.

Junqueras-Palacio Congresos     Todo empezó un 2 de diciembre de 2014 cuando un político novel subió al estrado del Palacio de Congresos  de Barcelona y acabó gratuitamente con la euforia que había desencadenado el 9N. Podemos buscarle todas las vueltas que queramos. Podemos debatir sobre si el presidente Mas  estaba en condiciones de enfrentarse a los poderes de un Estado perverso, convocando un referéndum o una consulta refrendaria -sin disponer de unas mínimas estructuras de Estado y exponiendo a un claro riesgo a miles de funcionarios-. Podemos discutir si debiera haber informado a Oriol Junqueras de los pormenores del nuevo 9N, (después de que éste, junto a Joan Herrera, le hubiera dado la espalda). Podríamos incluso coincidir en que Mas debiera haber consensuado con Junqueras su  lista de país. Podemos especular sobre si ambos desaires molestaron tanto a un enquistado aparato de ERC -aderezado con odios seculares de  trashumantes socialistas-, que decidieron primar una vendetta política por encima de los intereses de Cataluña,  pero lo que no admite discusión alguna, es que antes de quemar a su líder -incitándole a subirse al estrado con un discurso impostado-, Esquerra debió haber consumido toda su influencia política –que era mucha-, para conseguir que Mas y Junqueras se encerrasen en un despacho y no salieran de él hasta haber llegado a un consenso. No solo no lo hicieron, sino que  apostaron por escenificar una ruptura que ha provocado el frenazo de un proceso gestado laboriosamente a lo largo de 4 años por cientos de miles de catalanes. El súbito interés  por arreglar el mundo -tras haber apoyado durante los últimos dos años la inevitable política de recortes del Govern-, dejó atónitas a las presidentas de l’ANC y de Òmnium y a los asistentes al acto que no debían sumisión de partido.

¿No habíamos quedado que la independencia era la condición necesaria para disponer de los recursos con los que poder atender las demandas sociales?  ¿No tuvo Esquerra suficiente con dos legislaturas tripartitas en compañía de sus socios neocomunistas y socialistas  para arreglar el mundo?  Si tras dejar esquilmadas las arcas públicas no lo lograron entonces, ¿por qué regla de tres iban a conseguirlo ahora, en los pocos meses que restan para pergeñar la ansiada independencia?  ¿O es que tras tantos años teorizando sienten vértigo en el momento de la verdad?  ¿O es que tras 300 años de espera, el pueblo de Cataluña ha de depender ahora de estrategias electoralistas? El aparato de Esquerra y sus encargados de campaña, han cometido un error de bulto. Pensaron que el relativo éxito electoral en las europeas -conseguido en un marco de eufórica unidad independentista-, era extrapolable a escenarios de división partidista. Se equivocan de medio a medio.

En ningún momento he ocultado mi apuesta por los que considero indudables  beneficios recurrentes  de una lista unitaria y del papel que juega el contrastado efecto bandwagon. No me cabe ninguna duda que este efecto arrastre proporcionaría muchos más dividendos electorales al conjunto del las fuerzas independentistas que la pretendida incorporación de unos supuestos votantes de izquierda radical que según las encuestas recalarán en Podemos o en el mejor de los casos en una CUP que no tiene garantizada representación en el ayuntamiento de Barcelona. En resumen; en Esquerra han hecho un pan con unas tortas. No solo han inyectado el germen que ha  dividido a las fuerzas soberanistas, sino que tendrán que emplearse a fondo para no quedar por detrás de PP y PSC en las municipales por Barcelona. La consecuencia inmediata de esta elucubración fallida,  puede ser la pérdida de la alcaldía de la Ciudad Condal para el bloque independentista. Guanyem-ICV, PSC y Ciudadanos están prestos para anteponer jacobinismo a ideología de base y conformar un nuevo tripartito en el consistorio barcelonés.  Sería la estocada definitiva al proceso. Nada me haría más feliz que errar en este pronóstico, porque si la incompetencia política nos lleva a perder Barcelona para el independentismo, habremos perdido una batalla crucial. Se acabaron los 11 de setiembre esplendorosos. Con un consistorio barcelonés en contra -escoltado por una oportuna ley mordaza-, la visualización internacional del proceso quedaría seriamente afectada, restándole grandes expectativas al 27-S

 

Un espacio para la esperanza

Con todas las sensibilidades a flor de piel, en un ambiente preelectoral, no sé si seré capaz de transmitir correctamente este mensaje sin tapujos pero con vocación  integradora. Pocas independencias y pocos vuelcos sociales se han producido en el mundo sin un liderazgo claro. Cierto que en el caso de Cataluña, es la sociedad civil quien polariza la fuerza, pero hasta la fecha, todos los contenciosos territoriales que han resultado exitosos, se ha aglutinado en torno a un líder carismático con suficiente solvencia para proyectarse con fuerza hacia el exterior. Por muy atípicos que se consideren los catalanes, hay cosas que forman parte de la naturaleza humana. Los genes asamblearios de Esquerra y la CUP no favorecen un objetivo que se me antoja irrenunciable. Sin Michael Collins, no se entendería la Irlanda independiente. Sin Mahatma Gandhi, India no hubiera alcanzado su independencia en 1947  y mucho menos Sudáfrica sería hoy la república independiente  que es sin Nelson Mandela. Sin la figura de Václav Havel se haría muy complicado poder explicar la separación amistosa de Chequia i Eslovaquia.

Si la figura del líder es importante en los acontecimientos trascendentales, lo es todavía más la visualización de una unidad sin fisuras y exenta de equívocos. Sin esta baza, el 27-S, no dispondremos de los elementos necesarios para soñar con el éxito. Toda la esperanza está depositada  en que tras las municipales, Esquerra e incluso la CUP sean capaces de recapacitar y apostar por el pragmatismo. En cualquier caso, la tarea que se presenta de mayo a setiembre -en un camino repleto de celadas-, va a ser ingente. Si los partidos que nos representan no son capaces de aparcar durante cuatro meses las ideologías y las estrategias partidistas -supeditándolas al bien supremo de Cataluña-, es que no nos merecemos ser libres. Esquerra en particular, no solo prestaría el mejor servicio a su patria catalana, sino que también evitaría su enésima refundación. Paradójicamente, la recuperación de la unidad sin paraguas ni subterfugios, es el mejor antídoto del que dispone ERC para no toparse de nuevo con su día de la marmota.

8 comentarios en “UN ERROR HISTÓRICO DE ERC Y UN ESPACIO PARA LA ESPERANZA

  1. 100 per 100 d’acord amb l’article. Ho vinc dient desde fa dos mesos. El mal que ERC ha fet al procés només es podria paliar si d’aquí al 27-S rectifica i s’integra en una ampla llista unitària per l’independència. Si no es així, potser no podrem intentar fer un nou país independent fins d’aquí 25 anys.

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  2. Jo també estic d’acord amb el contingut de l’article, i fins en la resposta de Sequenenra, menys en una cosa. (Sóc encara més pessimista que ell). D’aquí a 25 anys, si manen els «altres», ja no tindrem la llengua, el més important factor de cohesió.

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  3. No puc estar més d’acord. Però, atesa la seva impermeabilitat a raonaments tant de calaix com aquest, no confio gens que ERC rectifiqui, que és un tret dels savis que no els acompanya. Més aviat crec que sí, que reviuran el seu dia de la marmota. Caldrà confiar en la intel·ligència de l’ANC i el savoir-faire de Mas. I tocar molt ferro.

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  4. Pili, temps al temps, som a finals d’agost i ja tenim una llista unitària on la societat catalana està àmpliament representada, Junts pel Si. I per qui tingui problemes per votar a en Mas, sempre te la CUP. Estava rellegint el teu post sobre la mani de la Diada del 2012, molt recomanable.

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